El baile ha tenido un único diseño de matracas. Siempre han sido barnizadas y de distintos tipos de madera.

Antiguamente, tenían cuerdas y entre ellas cintas tricolor simulando un arpa.

Entre la década del 80’ y 90’ Guillermo Gallegos, caporal, decidió quitar las cuerdas para evitar que los bailarines las tocaran innecesariamente durante las misas.

En la década del 90’ las matracas se mandaron a hacer a la cárcel de Iquique. En algún momento se dejaron de hacer ahí porque ya no estaban las personas que sabían confeccionarlas. Duraron varios años. Cambió el grosor del mango a más delgado.

Alrededor del 2015 Gilberto Galleguillos Choque, tío de una ex bailarina, construyó unas matracas de buena manufactura, incluso realizó para zurdos. Aún así era un diseño muy difícil de replicar y el costo era alto por lo que no quiso seguir confeccionándolas.

Las matracas se traspasan entre familiares y en el caso de que ingresen nuevos integrantes, ocupan matracas antiguas que son reparadas.

Últimamente, ante la necesidad de contar con nuevas matracas, el baile ha estado buscando quién las pueda construir. De hecho, han realizado pruebas con algunos carpinteros, pero no quedan igual.

Información recopilada en entrevista realizada a Mónica Vega, Segunda Caporala y Esteban Calderón, Presidente.