El baile tiene 2 diseños de matracas y al menos 3 manufacturas.
Una de las matracas tiene forma de escudo, se desconoce si se ha usado desde su fundación. Sin embargo, hacia 1967 ya se usaba y el baile era chilenito con traje de color blanco, azul y rojo. Eran pintadas y los bailarines la adornaban con espejos, estrellas y/o inscribían su nombre.
Antiguamente se confeccionaban en un taller de carpintería de la oficina salitrera Pedro de Valdivia. Eran de buena calidad. Cuando cerró el taller, cada integrante empezó a confeccionar sus propias matracas.
En 1988 Mario Segovia y su familia se incorporaron al baile. En ese tiempo no todos los integrantes tenían matracas. De hecho, esa fue una de las motivaciones por las que Mario decidió comenzar a fabricarlas, siendo las primeras para sus hijos Carlos y Sandra.
Desde hace más de 20 años Mario es el único que fabrica las matracas para el baile. Generalmente las dona. Le han pedido fabricar para otros bailes pero ha preferido no hacerlo.
Con el tiempo él ha variado los tamaños, y de ser pintadas pasaron a utilizarse otros materiales como plástico reflectante y tela. También las ha ido perfeccionando, aumentando el número de dientes del piñón para que el sonido sea mejor y reduciendo el tamaño del cuerpo para mayor comodidad de los bailarines.
Al principio confeccionaba el piñón y mango de roble, pero ahora utiliza pino que también es de buena calidad. Cuando comenzó los mandaba a construir a unos torneros en la oficina salitrera. Luego, los hizo Pedro Argandoña, ex presidente del baile, quien también trabajaba en madera, tenía la maquinaria y fabricó algunas matracas. Desde el 2010, con la compra de un torno, Mario comenzó a realizar el proceso de fabricación completo.
Antiguamente, las matracas tenían un sistema de tensión para mejorar el sonido. Por un tiempo Mario lo replicó poniendo un tornillo, en al menos 5 matracas, pero no se siguió utilizando.
En 2018 se dejó de usar pintura. La cara frontal se forró con tela azul y roja, en los bordes se aplicó una pasamanería dorada, y en el centro se adhirió una estrella de madera pintada de blanco. Se transformó en una “matraca de gala” para ser usada en la víspera del 16 de julio en la fiesta de La Tirana o en ocasiones especiales.
Ese mismo año, Mario diseñó una matraca con forma de bandera chilena flameante para ser usada con el traje de entrada, como una “matraca de civil”, la cual fue del agrado de los bailarines.
Por su forma tiene más puntos de firmeza y mayor duración. Se puede desarmar pieza por pieza, porque están apernadas. Además, modificó el mango y el piñón transformándolo en una sola pieza.
Se empezaron a usar ese mismo año.
Información recopilada en entrevista a Carlos Segovia, Caporal; Mario Segovia, Músico y constructor de matracas y Marianela Argandoña, Socia.